Los años de abandono, la falta de inversión y el rezago tecnológico y de infraestructura le han pasado factura a Puerto Cortés, al grado que de ser el primero en tránsito de mercancías en la región ha caído al cuarto lugar.
Tramitadores, agentes aduaneros, empresas navieras y usuarios se ven todos perjudicados por las condiciones en las que opera la terminal, la cual adolece de una crónica falta de equipo, situación que se agrava a medida que se acumulan los buques en la bahía del puerto de Honduras, que hace las veces de “sala de espera”.
En el caso de la aduana, las demoras se traducen en costos adicionales, tanto para ellos mismos como para sus clientes. “Si tenemos suerte, podemos sacar un contenedor en dos días, si no ha venido un barco, pero si hay barco, se va a tardar varios días más y uno queda esperando”, se quejó Wilmer Guevara, tramitador de la agencia aduanera Bautista, de Puerto Cortés.
Tales esperas pueden durar entre 12 horas y varios días, y mientras que el tiempo estipulado para el retiro de la carga es de cinco días, con frecuencia demora más completar el trámite.
Guevara espera que con la concesión realizada de la terminal de contenedores a un consorcio filipino, la situación mejore considerablemente; “esperamos que con la modernización el trámite de facilitar los procesos aduaneros sea más rápido”, dijo.